Warehouse Safety - Global (Spanish)

Carl había trabajado en un almacén durante un año aproximadamente. Le gustaba su trabajo y se sentía seguro haciéndolo. Él valoraba eso porque en su empleo anterior había trabajado con maquinaria peligrosa, y alguien que él conocía había resultado gravemente herido el año anterior. Por supuesto, el almacén tenía unas cuantas máquinas con las cuales se tenía que tener cuidado, pero no eran nada comparado con lo que había trabajado antes. Un día, cuando muchas personas faltaron al trabajo por enfermedad, llegaron varios cargamentos grandes. Los trabajadores disponibles descubrieron que era difícil hacer todo con el mismo cuidado habitual. Justo antes de terminar su turno, Carl pasó por una pila de cajas que parecían inestables. Sabía que no podía dejarlas así, pues podrían caer sobre alguien. Anteriormente, habían apilado esas cajas en parejas. Pero no había nadie cerca y Carl estaba ansioso por terminar para llegar a tiempo al partido de fútbol de su hijo. Así que decidió hacerlo solo. Las cajas eran bastante pesadas. No pudo mover una de las cajas hacia adelante a la primera, así que le dio un buen tirón y sin saber cómo, despertó en el suelo mirando a algunos de sus compañeros de trabajo. Uno de ellos hablaba en un teléfono celular, diciendo "¡Vaya! Creo que acaba de recuperar el conocimiento". Carl empezó a levantarse, pero uno de sus compañeros de trabajo dijo: "No te muevas hasta que lleguen los paramédicos". Resultó que las cajas que cayeron sobre Carl solo le provocaron una pequeña contusión y un hueso fracturado en el pie izquierdo. El pie sanaría rápidamente, pero no podría jugar en el partido de fútbol de padre e hijo la próxima semana. Al reflexionar, Carl se dio cuenta de que había tenido suerte, pero temía explicarle la situación a su hijo. Irónicamente, pocos días antes, Carl había perdido la paciencia y regañó a su hijo por romper algo al tratar de agarrarlo de un estante alto sin la ayuda de un adulto. Carl se sentía como el peor ejemplo a seguir del mundo.